miércoles, 10 de febrero de 2010

Sueños oscuros con Blancanieves

"¿Ya estás en el hoyo?... Está en el limbo" repetían esas nuevas voces para mí. Creí que se trataba de un argot nastad al mejor estilo que sólo un  verdadero drugo puede hacerlo, pero luego lo entendí. Unas horas después de esa profunda respiración, ya estaba en el hoyo, o en el limbo, como ellos querían decirle, sabía a que se referían. Pero ¿porqué no anticipármelo antes?, ¿era ya parte de su bien elaborado plan? Había abierto la puerta al zorro al mostrarme su pata blanca moteada con talco, y ahora no tenía salida, al menos por hoy, no.

Había subido a la montaña rusa de las emociones y no me podía bajar, de nada servía gritar porque sabía que sería como en el espacio, nadie oiría mis gritos, y si los oían, no les importaría, estaba de más. Esta era la peor fluctuación emocional que habría pasado. Estaba en el agresivo carrusel girando a 300 rpm y no tenía ni como saltar, todo giraba tan de prisa que si apenas podía visualizar algo fuera de él. ¿Cómo bajar entonces?

Nunca pensé que Blancanieves podría ser tan huraña con sus visitantes, que podía hacer que el mundo se tornara una especie de vórtice succionador. Pero ya estaba en el limbo, luego de que me diera cuenta que el carrusel se había detenido, el mundo había desaparecido y ya estábamos en el limbo, en el final. Y es cuando te hayas en él que te sientes tan mal. Es un infierno, no sé porque lo llaman limbo; pero en ese momento tal y cual dementores sacados de una obra de ciencia ficción, toda tu vida se torna una masa oscura y vacía que hace que no valgas la pena, ya que ellos se han llevado todos los recuerdos bonitos sólo para dejarte con toda la oscuridad y sufrimiento de tu ser. Ese vacío que no causa más que desesperación, y crea más vacío aún. No lo entenderán, ustedes aun cuentan con recuerdos bonitos, yo ya no los tenía, en ese momento no había pensamiento bueno alguno al cual recurrir, porque todos me habían sido extraídos.

Los drugos se fueron, como suelen hacerlo, pues son convenidos y traicioneros, y me quedé sola, más sola que nunca. Quería despertar, pero ¿cómo despertar sino estaba soñando?, era todo tan real, ¿qué hacer? La soledad en ese entonces se torna la más longeva, cada segundo parece un minuto, y cada minuto parece una vida transcurrida. Opté por dormir: si despierta tenía esa pesadilla tan desagradable, quizás dormida, soñaría con el bosque y la bondad de Blancanieves, y entonces el sueño sería mi refugio perfecto, y lo fue. Durante esas dos horas, no habían gritos, ni ecos, ni resonancia del dolor. Era la nada, pero era mejor, la nada era mejor que esa suma de todos tus miedos. Había resultado tan conveniente haber visto "Pánico y locura, o Miedo y asco en Las Vegas", porque ahora sabía de que se trataba. Y como nunca pensé que lo diría: "Gracias al cielo que la película está por terminar, gracias"

¿Cómo se despierta? Muchos dicen que la vida es una película, especialmente la mía, si es así, despertarme fue como cuando Mark Renton sale de su sobredosis de metadona con heroína en la película Trainspotting, él tan feliz mientras se estaba muriendo, sonreía mientras estaba en el limbo y no lo sabía porque la banda sonora de ese momento tan metafórico era "Perfect day" de Lou Reed, "...sólo un día perfecto, y luego más tarde cuando se haga oscuro, volveré a casa". Efectivamente, después de volver a casa vienen los espasmos de la abstinencia, pues es el choque con la realidad. Pero nada mejor que una buena dosis de enfrentamiento con la realidad para lograr salir de ese túnel tan surreal como lo es una pesadilla.

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