domingo, 6 de junio de 2010

Sobre erotismo y violencia: una mirada a la perspectiva del cineasta David Cronenberg

Buñuel dijo: “el erotismo es un placer diabólico que se relaciona con la muerte y la carne en descomposición.” David Cronenberg, con su humor macabro y capacidad para transformar los cuerpos con una poética temible, destaca lo despreciable.




Con una filmografía de lujo, Cronenberg ha sabido darse paso en el mundo del cine; admirado o detestado, sus películas simplemente no pueden pasar desapercibidas, merecen una doble lectura. Creador del concepto de “la nueva carne”, sintetizará a través de sus metafóricas imágenes la dualidad hombre-máquina, dándonos a entender que la tecnología no es para nada inhumana, sino más bien una extensión de los sentidos, y por lo tanto, extensión del ser humano, creada por él,  para un mayor alcance de percepción y conocimiento
En las películas de Cronenberg, se denotará el fervor del cineasta por ilustrar los comportamientos naturales del ser humano: violencia y erotismo. Ahora bien ¿qué es el erotismo? Podríamos decir fielmente que se trata de amor, nada más. Eros era el dios responsable del amor en la antigua Grecia, lo que los humanos y la mayoría de nosotros mortales conocemos ahora como Cupido, era también el dios del sexo y la atracción sexual, del amor apasionado y del deseo sensual. Entonces, el erotismo es la proyección de la sexualidad, ojo, que no connota sólo un acto físico sexual, sino la proyección de todo un conjunto de caracteres que nos hacen hombres o mujeres, esa es la expresión de la sexualidad.
El erotismo es deseo, es fantasía al interior de la mente, y al imaginar, al crear, se transfigura la sexualidad. Pero muchos han condenado la sexualidad como antítesis de la pureza, porque no comprenden que la sexualidad y el erotismo es parte del ser humano. Debemos reinvindicar al erotismo como fenómeno puramente humano y despojarlo de prejuicios que le cierran las puertas a otros fenómenos naturales de la sexualidad como son la pasión, el deseo, el despertar sexual, etc. La excitación sexual es uno de los motores humanos más poderosos actualmente, así que porqué evitarlo. Su uso en el cine se ha visto lamentablemente opacado por el reinado de la pornografía, que en lugar de estimularnos estética o emocionalmente sólo despiertan en el hombre, un deseo instintivo de contacto, privándonos así de los demás placeres que nos ofrece nuestra sexualidad y limitándonos al acto del “sexo casual” sin gozar realmente de él.
Se considera a la mente como el órgano sexual más poderoso, porque la capacidad de imaginación no tiene límites, y porque las fantasías pueden a su vez ser más estimulantes incluso que la realidad misma. Como algunas personas sostienen, “pornografía es el erotismo del otro, el sexo se vuelve pornografía a los ojos de los demás”. No hay nada raro ni bizarro en las prácticas sexuales si se realizan con conciencia y consentimiento mutuo. Es sólo una expresión más de la sexualidad. Como el mismo Cronenberg expresaría “ya no hay nada raro en este mundo, pues lo que antes era raro, ahora ya es una práctica común” La rareza se basa solamente en cuestiones de aceptación, y tiempo.
Volviendo al cineasta, su primer largo sería “Stereo”, un filme donde los personajes son dotados del don telepático, volviéndolos así unos nuevos seres respecto a su percepción de la realidad, léase sexualidad. “El uso adecuado de los afrodisíacos psíquicos no es para aumentar la potencia sexual o la fertilidad, sino para demoler las barreras de la resistencia psicológica y de la inhibición social que restringe a las personas a una monosexualidad o a una supuesta forma bisexual de omnisexualidad. Entonces el telépata, por la propia naturaleza sexual de su espacio experimental continuo, puede ser visto como el prototipo posible del hombre tridimensional.” Es lo que yo me pregunto, ¿por qué el hombre restringe su sexualidad a cánones sociales? Si estuviéramos dotados de habilidades telepáticas como los protagonistas de este film, resultaría totalmente innecesario mentir u ocultar la verdad, pues todo quedaría al descubierto, entonces ¿por qué sentir vergüenza de fenómenos naturales como estos?
Su segundo largo “Crímenes del futuro” sería casi una secuela del largo anterior, tratando a uno de los personajes pasados como protagonista principal, quien esta vez se convierte en un homosexual andrógino en búsqueda de su identidad sexual. En esta película también está presente el elemento erótico, pues nos muestra por primera vez, lo que sería otro punto central de sus películas, la experimentación científica en la búsqueda del placer, la tecnología al servicio de la humanidad, y la sexualidad humana nuevamente.

“Todo el mundo es un científico loco, y la vida es el laboratorio. Todos nosotros estamos experimentando para encontrar una manera de vivir, de resolver problemas, de defendernos de la locura y del caos”.

Su tercera película, y la primera con alta comercialización y por ende escándalo, sería “Shivers”, “Vinieron de dentro de” o “La orgía de los parásitos de sangre”, donde se hace un duro hincapié al verdadero concepto del erotismo y la sexualidad, así como a la naturaleza humana, al recalcar que ningún fenómeno es raro, porque es humano. La crítica la ensalzó como una muestra más de sexo y sangre en la pantalla grande, porque es lo que denota en la superficie, pero como les mencionaba anteriormente, todo filme de Cronenberg merece doble lectura. Esta película inicia nuevamente con los experimentos de un científico, quien trataba de liberar al ser humano -por medio de inserción de parásitos en el cuerpo humano- de todas las cadenas con las que la sociedad civilizada y racional los estaba reduciendo, hasta dejar individuos reprimidos y asexuados, pero el experimento no tiene los efectos deseados y se sale de control. Así inicia la invasión parasitaria, dotando de una tremenda libido a sus infectados, pero haciéndolos felices en apariencia, como si el género humano necesitara de esta infección para su redención. El clímax de esta película es la necesaria muerte del protagonista para su salvación, una orgía de infectados que se alimenta de él.

Anoche tuve un sueño muy perturbador. Estaba haciendo el amor con un desconocido. Estaba incómoda, porque era viejo, y se estaba muriendo… y olía mal, lo encontraba repugnante. Pero entonces me dijo que todo es erótico, que todo es sexual. Que la carne vieja es erótica. Que incluso morir es un acto de erotismo. Que hablar es sexual. Que respirar es sexual. Incluso existir físicamente es sexual. Y le creo, porque hacemos el amor maravillosamente.”-fragmento de Shivers.

Su siguiente filme no distaría mucho de su temática central, estamos hablando de “Rabia”, donde nuevamente por culpa de un accidente se debe proceder a un experimento científico de injertos de piel, con resultados no preconcebidos, donde las prótesis erogenizan. Lo importante aquí es notar que lo inesperado (el experimento científico) marca la diferencia en el curso de la humanidad. En este caso, lo inusual en la protagonista es su búsqueda de satisfacción sexual y supervivencia, lo cual se propagará como epidemia, se alarmará a la población del componente inusual en sus vidas, y se tomará las medidas necesarias para evitar la propagación del nuevo modus operandi, lo cual culminará con la muerte del causante originario de ese rompimiento del equilibrio, realzando así el rechazo a lo desconocido y mostrando a la muerte como contenido erótico porque es parte de la sexualidad humana.

Su siguiente filme de este corte sería “Scanners”, -obviando “The Brood” o “Cromosoma 3” (en español), que nos habla de otro tema- la cual nos remite de nuevo a la telepatía y al control que esta ejerce sobre los demás, en la cual se pone de manifiesto, que ante el rechazo y la incomprensión por lo insólito, sólo la destrucción o aniquilación total de lo insólito logrará la trascendencia, dándonos así un pequeño avistamiento al concepto de la “nueva carne”.

Videodrome: ¡Larga vida a la nueva carne!
La ópera maestra de Cronenberg nos condensa todos los elementos que el cineasta tratara por separado en sus anteriores y también posteriores largometrajes: sexualidad, erotismo, violencia,  experimentación y tecnología humana. Así como un despertar a las masas que se la pasan pegadas al televisor al inicio de la década de los 80. Es considerada como “La naranja mecánica de los 80” por sus contenidos adelantados de sexo y violencia presentes en la sociedad.
Videodrome nos relata la extraña aventura de un ser humano que progresivamente se convierte en una máquina, perdiendo su humanidad y transformándose en un entramado de carne y metal, una simbiosis máquina-sujeto. Max Renn es el propietario de una cadena de televisión llamada Civic-tv (nótese la ironía) que transmite pornografía soft, erotismo coreografiado, y violencia calificada como excesiva. Es entonces cuando descubre Videodrome, un programa de supuesta índole snuff,  donde la tortura y el sadismo son los ingredientes necesarios para la obtención del placer degenerado. Y se vuelve adicto a él, cae en sus garras, y nosotros también, bienvenidos a Videodrome. Suena un poco atemorizante, pero ya verán el porqué de estas metáforas.
En el filme, la exposición a las imágenes de “Videodrome” (programa de tv) causan en el espectador un tumor cerebral que les crea alucinaciones muy verosímiles, dificultándoles su diferenciación de la realidad con la fantasía (al final la realidad es relativa, es sólo lo conocido socialmente, ya que aquello que no conocemos es tachado de irreal o surreal). Videodrome plantea el fenómeno de contaminación catódica, donde el virus de la imagen es la que infecta mente y cuerpo, y donde la pantalla de televisión es la extensión del sistema nervioso."La pantalla de televisión se ha convertido en la retina del ojo de la mente", la virulencia de las imágenes contamina el cuerpo haciéndolo propenso a la metamorfosis. La exposición a imágenes violentas a través de “Videodrome” (el programa de tv) produce la aparición de un nuevo órgano en el cerebro que se conecta directamente a las imágenes televisivas, el cuerpo sufre una serie de mutaciones para poder albergar imágenes en su interior. Inserta el casette y tu percepción de la realidad diferirá. A eso me refería con bienvenidos a Videodrome, a un mundo donde la realidad es sólo lo que nos dicen los medios de comunicación a través de la boca angosta del embudo dominada pro los grupos de poder.
Max, para sobrevivir al fenómeno de control al que está sometido deberá abandonar su viejo cuerpo infectado, darse muerte para dar nacimiento a la nueva carne, una fusión del hombre-máquina, una fusión de la tecnología y humanidad, dando paso a una nueva y más amplia percepción de la realidad. ¡Larga vida a la nueva carne!

De la temática habitual le seguiría “La mosca”, probablemente una de sus películas más conocidas, en las cual se revive el paso a la nueva carne, la mutación, el autosacrificio como única ventana a la salvación de la especie y el siempre presente rechazo a lo insólito. Casi aproximándose a la pesadilla “kafkiana”, el protagonista (una vez más víctima de sus experimentos en pro de la humanidad) ve fusionado su organismo con el de una mosca, y luego de la resignación, le saca el jugo a sus habilidades superiores a las de un ser humano común, mostrando posteriormente un nuevo rechazo, producto de su mutación corpórea de eliminación de órganos innecesarios para su nuevo organismo, llevándolo a la desesperación de querer copular con una humana para así recuperar su humanidad perdida.
“Siempre he pensado que quizás algunas enfermedades son percibidas como enfermedades que destruyen una máquina que funcionaba muy bien, y de hecho lo que hacen es convertir esa máquina en una máquina que hace otra cosa, es entonces que debemos averiguar qué ha pasado a hacer esa máquina.”-Cronenberg

Su próxima película de la sexualidad humana y el erotismo sería la célebre “M. Butterfly”, que se aleja de las imágenes grotescas y bizarras para dar paso a un filme de amor, en el más puro sentido de la palabra: erotismo. René Gamillard, un diplomático francés llega a la embajada francesa en Beijing con su esposa, y comienza a asistir a la ópera China donde se interpreta la ópera de Puccini “Madame Butterfly”, y se “enamora” a primera vista del personaje principal, el rol de una mujer (Madame Buttefly) interpretada por un hombre, pero René desconoce que en la sociedad oriental no les estaba permitido a las mujeres participar en el teatro, motivo por el cual los roles femeninos eran interpretados por varones. De esta manera René le confiesa su amor a Li Ling, el actor, e inician una relación en secreto, clandestina, a espaldas del mundo y de su mujer. Pero además de ser un varón, Li Ling es también un espía para el gobierno chino, que aprovechándose del amor que René siente por él, hace que este le confiese secretos de su país. Al enterarse el gobierno francés de la traición, René es llevado a juicio y condenado a prisión. Es en pleno juicio donde René descubre el verdadero sexo de Li Ling, y a partir de ese momento iniciará el sinfín de preguntas que se hara René a sí mismo. Así Cronenberg nos presenta al denominado “amor superficial”, porque René se enamora a “primera vista” de una representación, de un personaje, de un caracter. De una ilusión, una fantasía que satisface su ego masculino, como dice el propio Gallimard: “Soy un hombre que amaba a una mujer creada por un hombre.” Y se repiten los viejos estigmas la alteración del rol sexual (Li-Ling se ve obligado a interpretar el papel de una mujer), el concepto de transformación y la idea de la libertad para explorar y reinventar los comportamientos sexuales. A Cronenberg le interesa el hecho de que un hombre sea capaz de vivir su propio sueño y de que  otro acepte voluntariamente interpretar para él ese papel, transformando su cuerpo, su mente y su orientación sexual si es preciso. Libertad plena.

Volviendo a las películas más violentas y más propias del cineasta, nos topamos con “Crash”, una oda al erotismo del hombre-máquina, donde la excitación sexual es causada al presenciar accidentes automovilísticos. El erotismo causado por la máquina.
Crash narra la historia de James y Catherine Ballard, un matrimonio que disfruta de una fría y extraña sexualidad, una vida carente del componente emocional. Ambos mantienen numerosas relaciones extraconyugales que luego se cuentan para excitarse. Una noche, James choca con el carro de la Dra. Remington, dejándola viuda. En el hospital, James conoce a un hombre que colecciona fotografías de accidentes automovilísticos. James empieza a sentir una extraña atracción hacia las fotografías y en particular, hacia los automóviles. Entra en contacto con el grupo que lidera Vaughan, lo cual excita al matrimonio Ballard. La obsesión de los personajes por el metal y el sexo termina por inducirles a provocar accidentes automovilísticos entre ellos: Vaughan choca primero contra James  para finalmente morir. Los Ballard siguen el juego cuando James choca con su mujer y hacen el amor junto al coche en llamas. El accidente como acontecimiento.
Se da tránsito nuevamente al concepto de “la nueva carne” Los personajes están iniciando un proceso de sustitución (carne por metal, cuerpo por automóvil) cuyo objetivo final es la fusión de ambos materiales. Es, en palabras de Vaughan, “la remodelación del cuerpo humano mediante la tecnología”, "Los coches son la tecnología a través de la que los personajes están reinventando la existencia humana", en palabras de Cronenberg.  En un mundo invadido por los elementos materiales, el hombre está condenado a interactuar con ellos, incluso a un nivel físico, carnal, como una forma de volver a encontrarse a sí mismo. La idea básica es la de que todos los personajes tienen como objetivo recuperar la sensación de estar vivos. Para conseguirlo han descubierto un comportamiento sexual que, visto a través del monóculo social, es aberrante. Esto los aísla de la sociedad, pero a la vez les vuelve libres para poder investigar otras formas de comportamiento. Todo esto tiene un único fin: la muerte y el derecho a elegirla y planificarla con libertad.

Para cerrar la décima de Cronenberg citaré “Una historia de violencia”, una de sus películas más contemporáneas y una también de las que más he analizado. Aquí Cronenberg no señala la vieja dualidad hombre-máquina, sino que va más allá y nos introduce a la dualidad hombre-monstruo, aislada de la tecnología, ya no es un fenómeno exterior de adaptación-fusión tecnológica, sino que también se da en el mundo interno del ser humano. ¿Somos normales?, ¿Qué es la normalidad?, ¿Todos llevamos un monstruo dentro?, son las preguntas que nos formula  Cronenberg. Lo monstruoso es una forma de la normalidad normalmente no reconocida, con lo cual hay que ser poco inteligente para darse cuenta que no reconocer la monstruosidad es lo más monstruoso en realidad. La línea general de la película es la siguiente, un hombre aparentemente normal ante una situación extrema, de vida o muerte, reacciona con violencia, en defensa propia. Esto a ojos de los demás, lo convierte en héroe, como si se tratara de un acto puro de ‘bondad’, la naturaleza violenta del hecho es minimizada,  eliminada, lo cual significa que el hecho es percibido única e inequívocamente como heroico, la violencia se percibe como una solución satisfactoria, el típico final feliz hollywoodense. ¿Pero no es en esencia este héroe, también un monstruo? Así aquello que es percibido por muchos como normal también puede ser monstruoso. Entonces, ¿sabemos la diferencia entre lo normal y lo monstruoso? Y lo más importante aún ¿sabemos quiénes somos?
Cronenberg se ha referido a la violencia como una expresión más de la humanidad del hombre, como parte de su evolución, retratada fielmente en la película de Kubrick “Odisea en el espacio”, donde el simio al hacer uso de la violencia, conoce el poder y crea las jerarquías, dando inicio así a la evolución del ser humano.